miércoles, 10 de octubre de 2012

Historias que contar a tus hijos antes de dormir 2

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La nieve comenzaba  a caer, aquellas navidades había pedido quedarse en  Hogwarts, Sabrina se quedaba y para ser sinceros, no le apetecía separarse de ella. Pero el destino, mortalmente gracioso, hizo que Sabrina recibiese una lechuza de sus padres y se fuese de Hogwarts ha pasar las navidades con su padre, que ya había perdido parte de la cabeza. En el castillo quedaban pocos. Andaba pululando por ahí el pequeño de los Black, como cosa curiosa estaba solo. También estaba el pequeño de los Nell acompañado por su novia y su amigo Cattermole, la joven  Abdalaria  correteaba de mesa en mesa, también  se había quedado su prima  y eso le hacia sentirse un poco menos solo.
Caminó por los pasillos hasta el aula de astronomía, nadie iba allí, pero a él le encantaba sentarse allí arriba a leer sobre maldiciones impronunciables  y viejas leyendas. Muchas tardes, se las pasaba tumbado en el frio suelo mirando al cielo imaginándose las mil aventuras que viviría cuando terminase en Hogwarts. Soñaba con Sabrina a su lado, viviendo una vida nómada, amaneciendo cada día en un lugar distinto, pero siempre con ella. Anne le había dicho que tal vez era hora de decirle a Sabrina lo que sentía, pero él consideraba que no era el momento.
Subió la eterna escalera hacia la torre de astronomía  y se encontró con una animada música que descendía por las escaleras, asique, intrigado, comenzó a subir más rápido.
Cuando llegó arriba, encontró a mano derecha un gramófono reproduciendo como un loco, y a la izquierda cerca de 15 libros sobre criaturas mágicas.
Siguió caminando hasta encontrarse de bruces con el pequeño de los Nell que estaba recostado contra una pared, con otro libro en sus manos. Ni se percató de que Bryan había llegado. Tosió, carraspeó, y solo le falto lanzar  chispas con su varita, que el joven Nell no se enteraba de nada, estaba como absorto en aquel libro que, según alcanzó a ver era una novela muggle.” Longshot Poems for Broke Players” de Charles Bukowski. Cansado de que no le hiciese caso, apagó la música provocando que el joven reaccionase.
-¡eh, ahora venía la mejor parte! Oh, lo siento.- dijo levantándose y acercándose a Bryan, que le miraba fijamente.
-¿Qué haces aquí Nell?- preguntó más que sorprendido.
-Cuando consigo nuevo material vengo aquí. Lo llevo haciendo por años, huir de mi hermano es un trabajo a tiempo completo.
-¿huyes de tu hermano?
-Claro,  si en mi familia se enteran que me intereso por cosas muggles me desheredan, por cierto, me llamo Dustin, ¿tu eres?
-Bryan, Bryan Nowell. Siento haberte molestado ya me voy- dijo dando la vuelta ligeramente desilusionado por su cambio brusco de planes.
- eh, no tienes por qué irte, puedes quedarte aquí, además, la música siempre suena mejor con compañía.- dicho esto, volvió a encender la gramola y continuó  escuchando la canción mientras volvía a donde había estado situado antes, tarareando de vez en cuando.
-¿Qué  estamos escuchando? – preguntó Bryan sentándose cerca de Dustin y sacando su propio libro sobre la mitología azteca.
-Break on through de The Door.
-¿enserio? ¿Te gusta The Door? ¿Dónde está tu gusto musical Nell? Los Rolling son mejores  en todos los aspectos. ¿Has escuchado Start me up? Es la mejor canción de todos los tiempos, deberías aprender un poco.
-¿Los Rolling? Jamás. The Door es mil veces mejor, y puedo ponerte vinilos de los dos grupos para compararlos.
Tras tres horas de discusión sin sentido sobre grupos musicales, los dos, sin saber como, terminaron cantando a voz en grito juntos en la torre de astronomía.

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