La nieve comenzaba a
caer, aquellas navidades había pedido quedarse en Hogwarts, Sabrina se quedaba y para ser
sinceros, no le apetecía separarse de ella. Pero el destino, mortalmente
gracioso, hizo que Sabrina recibiese una lechuza de sus padres y se fuese de Hogwarts
ha pasar las navidades con su padre, que ya había perdido parte de la cabeza.
En el castillo quedaban pocos. Andaba pululando por ahí el pequeño de los Black,
como cosa curiosa estaba solo. También estaba el pequeño de los Nell acompañado
por su novia y su amigo Cattermole, la joven Abdalaria correteaba de mesa en mesa, también se había quedado su prima y eso le hacia sentirse un poco menos solo.
Caminó por los pasillos hasta el aula de astronomía, nadie
iba allí, pero a él le encantaba sentarse allí arriba a leer sobre maldiciones
impronunciables y viejas leyendas.
Muchas tardes, se las pasaba tumbado en el frio suelo mirando al cielo imaginándose
las mil aventuras que viviría cuando terminase en Hogwarts. Soñaba con Sabrina
a su lado, viviendo una vida nómada, amaneciendo cada día en un lugar distinto,
pero siempre con ella. Anne le había dicho que tal vez era hora de decirle a
Sabrina lo que sentía, pero él consideraba que no era el momento.
Subió la eterna escalera hacia la torre de astronomía y se encontró con una animada música que descendía
por las escaleras, asique, intrigado, comenzó a subir más rápido.
Cuando llegó arriba, encontró a mano derecha un gramófono
reproduciendo como un loco, y a la izquierda cerca de 15 libros sobre criaturas
mágicas.
Siguió caminando hasta encontrarse de bruces con el pequeño
de los Nell que estaba recostado contra una pared, con otro libro en sus manos.
Ni se percató de que Bryan había llegado. Tosió, carraspeó, y solo le falto
lanzar chispas con su varita, que el
joven Nell no se enteraba de nada, estaba como absorto en aquel libro que, según
alcanzó a ver era una novela muggle.” Longshot Poems for Broke Players” de Charles
Bukowski. Cansado de que no le hiciese
caso, apagó la música provocando que el joven reaccionase.
-¡eh,
ahora venía la mejor parte! Oh, lo siento.- dijo levantándose y acercándose a
Bryan, que le miraba fijamente.
-¿Qué
haces aquí Nell?- preguntó más que sorprendido.
-Cuando
consigo nuevo material vengo aquí. Lo llevo haciendo por años, huir de mi
hermano es un trabajo a tiempo completo.
-¿huyes
de tu hermano?
-Claro, si en mi familia se enteran que me intereso
por cosas muggles me desheredan, por cierto, me llamo Dustin, ¿tu eres?
-Bryan,
Bryan Nowell. Siento haberte molestado ya me voy- dijo dando la vuelta
ligeramente desilusionado por su cambio brusco de planes.
- eh, no
tienes por qué irte, puedes quedarte aquí, además, la música siempre suena
mejor con compañía.- dicho esto, volvió a encender la gramola y continuó escuchando la canción mientras volvía a donde
había estado situado antes, tarareando de vez en cuando.
-¿Qué estamos escuchando? – preguntó Bryan sentándose
cerca de Dustin y sacando su propio libro sobre la mitología azteca.
-Break on
through de The Door.
-¿enserio?
¿Te gusta The Door? ¿Dónde está tu
gusto musical Nell? Los Rolling son
mejores en todos los aspectos. ¿Has
escuchado Start me up? Es la mejor
canción de todos los tiempos, deberías aprender un poco.
-¿Los Rolling? Jamás.
The Door es mil veces mejor, y puedo ponerte vinilos de los dos grupos para
compararlos.
Tras tres horas de discusión sin sentido sobre grupos
musicales, los dos, sin saber como, terminaron cantando a voz en grito juntos
en la torre de astronomía.
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