lunes, 7 de noviembre de 2011

El rubio que mira con desprecio

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Caminando yo por el pasillo del gran comedor con Luna, cada una hacia su mesa, dialogando acerca de la gran noche de Halloween, tropecé, o mejor dicho, chocó contra mi un Slytherin rubio, de impasibles ojos verdes, que lejos de disculparse por el coque claramente provocado, me miró con desprecio diciendo 
"ni siquiera deberias estar aquí, escoria"
y siguió con su mirada de desprecio hacia mi  pese a continuar yo con mi camino tras disculparme con él (sin motivo, claro está, pero con los Slytherin las cosas son así). A los dos pasos, algo se enredó en mis pies y me hizo caer, bajo la atenta mirada de todo el gran comedor, que estalló a carcajadas. Yo, resignada, me levanté lentamente sacudiendome un poco el uniforme, cuando se acercó  aquel chico guapo tan conocido dentro de Hufflepuff, Cedric Diggory, y me ayudo a levantarme dejandome seriamente atontada, hasta que tras preguntarme si me encontraba bien, chilló al dichoso Slytherin.
"¡Eh Nell!, ¡Ten cuidado con lo que haces!"
La mención de mi apellido para referirse a aquel niño, ya que no era otra cosa, me dejó estupefacta ¿sería ese chulo del tres al cuarto aquel primo mio que tanto me odia, al que yo nunca habia visto? Me quedé mirando fijamente a Cedric, completamente paralizada y le pregunté con voz trémula 
"¿como le has llamado?"
"Nell, ¿estas bien?"
"Sí, sí gracias."
Me giré a mirar nuevamente a aquel muchacho que recibía los alagos de Violetta Lestrange, y hacia ella me dirigí ya que tenia que pedirle un favor. Cuando me estaba encaminan hacia donde estaban situados ellos, vi como el Gryffindor escoces, Troy McKensie, el hijo de muggles se acercaba precipitadamente hacia la pareja y lanzaba, ni corto ni perezoso un cabezazo hacia el chico rubio, el cual lo frenó sin problemas con una mano, sacó su varita, le lanzó un conjuro que no alcancé a escuchar y le pegó la lengua al paladar, acto seguido, Troy le lanzó una patada a sus... bueno, ya sabes, que dobló al joven rubio. Me acerqué apresurada a por Troy antes que se metiese en más problemas, este chico es demasiado impulsivo y parece ser que no sabe que no hay que meterse con los Slytherin, y eso que está ya en segundo curso. Cuando llegué Violetta lanzaba imparable otro hechizo a Troy dejandolo en el suelo retorciendose, no de dolor, sino de risa. 
Como pude, y bajo la atenta y despreciable mirada de el muchacho rubio, al que escuché decir de refilón su nombre, conseguí llevarme a rastras a Troy a la enfermeria, con el nombre del joven rondandome la cabeza, Ian Norbert Nell. Antes de abandonar la sala, me acerqué a Violetta y pedí hablar con ella.
Posiblemente, me arrepentiría, pero era lo que tenía que hacer.

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